Con todo lo que tenía que viajar durante esta semana pasada, decidí comprarme un TomTom a última hora. Visité distintos establecimientos, grandes superficies y pequeñas tiendas del barrio, y, tras comprobar que el precio era similar en todos los comercios, me compré el TomTom One, el más barato. Me conformo con que me lleve a los sitios.
Después de ir a unos veinte sitios por toda la península, puedo decir que el TomTom One funciona de maravilla.
Mientras lo abría saqué unas fotos.
La caja es como la un móvil, por detrás están todas las características del GPS. Las cajas de todos los modelos son iguales, únicamente cambia el color, aquí lo vemos naranja.
Al abrir la tapa nos encontramos con una bonita imagen. El GPS, la memory card y la tarjeta con el código de activación. Da gusto comprobar cómo cuidan estos detalles.
Quito la primera bandeja y me encuentro debajo con todos los complementos perfectamente sellados en bolsas: el cable de alimentación, el cable de conexión al PC, la ventosa para el coche, el cd de instalación y el manual.
Aquí está todo lo que venía en la caja.
Y ahora algo viejo que va siendo hora de jubilar. Mis zapatillas de casa.
Me ha costado dos años y medio convertir unas rígidas zapatillas en la prenda más cómoda que tengo. Desgastar las suelas, forzar las costuras... ha requerido un gran esfuerzo.
Desgraciadamente, su vida útil ha terminado, empiezo a tropezarme con la zapatilla derecha.
Ay, qué pena.
sábado, 8 de septiembre de 2007
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