La famosa película de Alfred Hitchcock quizás ha ensombrecido esta brillante novela. Clásicos aparte, cuando la adaptación cinematográfica es de calidad, tendemos a olvidar el libro en que se basa.
La novela me ha impresionado bastante, la cogí con ciertos prejuicios pero no he tenido más remedio que dejarlos a un lado, la profundidad psicológica con la que Daphne du Maurier nos mete en la cabeza de la inocente protagonista, la solidez de los personajes y el buen pulso con el que los maneja, y lo bien que conjuga el misterio con la novela gótica, hacen de esta novela un trabajo admirable. Luego llegan lumbreras como Francisco Umbral para decir que las mujeres carecen de estilo literario...
La historia conocida por todos es la de una joven cuidadora que se enamora (y es correspondida) de un adinerado ingles, Maxim, viudo de Rebeca. Después de una rápida relación acaban por casarse y se mudan a Manderlay, un precioso castillo lleno de misterio y terrenos, con un servicio acostumbrado a la omnipresencia de Rebeca, encabezado por la Mrs. Danvers, que junto a las amistades, no paran de recordarla lo maravillosa que era Rebeca mientras nota cierta decepción hacia su persona.
La novela tarda en arrancar, aunque con su maravilloso estilo no nos importa demasiado, y en el segundo acto se torna hacia el lado oculto de lo ocurrido antes del fallecimiento de la anterior señora de la casa. Si la primera parte nos hace degustar de la historia, la segunda nos atrapa y con el aumento de la velocidad de narración
Una novela sobresaliente, que merece ser repescada del olvido.
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