El duro detective que no se casa con nadie, pero en el fondo no tiene mal corazón, es contratado para encontrar una moneda de oro robada por una familiar de la dueña de la pieza. Trabajo fácil en principio. Pero como ya sabemos, todo se complica, aparecen en escena tipos duros, rubias letales y montones de fracasados. ¿Y dónde está la moneda? ¿Quién la robó? Típico caso, pero esta vez bien resuelto. Es la clásica novela de misterio que se puede leer en una tarde de catarro y olvidar a la mañana siguiente. Porque engancha muchísimo: está dividida en capítulos cortitos y tiene muchísimos diálogos que resultan convincentes.
Resumiendo, otra interesante novela negra.
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