
No es la primera novela que leo del detective
Philip Marlowe, ese prototipo de hombre duro, bebedor y solitario que siempre parece rodeado de mujeres fatales. Sé que a todo el mundo le encantan estas novelas y disfruta con este personaje, pero a mí no me acaba de enganchar demasiado. Tal vez sea porque lo he descubierto tarde y con demasiados detectives como éste ya vistos en decenas de libros y películas, o que me gusta que sean
aún más cabrones. Y eso que el estilo de
Raymond Chandler, aparentemente seco y directo pero de gran carga entrelineas me encanta, pero sus novelas no logran engancharme. Y quizás menos aún en esta novela, que me ha parecido que esta realizada para lucimiento del protagonista como único proposito. Aunque puede que sólo sean sensaciones mías.
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