A la
hora de empezar a hacer ejercicio por primera vez en mucho tiempo hay una serie
de problemas que solemos encontrar y de los que nos suelen hablar
habitualmente. Las agujetas son habituales, ¿pero cómo las solucionamos? Pero,
¿por qué sentimos picores en la piel? ¿es normal que tengamos esos ataques de
hambre?
Agujetas.
Son
inevitables las dos primeras semanas de ejercicio y cuando exponemos el cuerpo
a un esfuerzo al que no estemos habituados o de gran nivel. Es posible que
alguien que entre a hacer pesas por primera vez tenga problemas hasta para
jabonarse la cabeza en las primeras semanas, o alguien que está habituado a
correr las tenga tras una carrera. Aquí no hay métodos fantásticos, son
inevitables, pero se pueden atenuar con ejercicio de baja intensidad y una
buena hidratación. Los deportistas viven acostumbrados a las agujetas, si haces
pesas, unas leves agujetas serán el indicativo de que has hecho bien el
esfuerzo. Pero no te asustes, nada es tan molesto como las que se tienen las
primeras semanas.
Picores.
Al
salir a correr o andar en bici los dos primeros días es posible que notes
picores. Los poros se abren para sudar y pican. A veces mucho. Y rascarse no
soluciona nada. Aquí solo queda armarse de paciencia y esperar que se vaya
pasando. Puede ser dificultoso no desesperarse, pero te aseguramos de que el
99% de las ocasiones se dejan de sufrir al segundo o tercer día.
Ataques de hambre.
¿Para
qué hago ejercicio si luego voy directo a la nevera? Seguro que habéis oído esa
excusa en alguna ocasión. Bien, esto es algo que puede pasar los primeros días,
que el cuerpo nos pida dulces o hincharnos a embutido. No pasa nada, es
habitual. Si prosigues haciendo ejercicio te darás cuenta de que es una sensación
que desaparece. Comerás más en las comidas o puede que decidas tomar fruta o un
bocadillo después, pero la sensación de necesitar dulces desaparece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario