Dick ha sido desde siempre mi autor de ciencia ficción favorito. Novelas como Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, Una mirada en la oscuridad, El hombre del castillo y un largo etcétera me han impresionado tanto que he caído en su relectura en más de una ocasión.
Sin ser uno de los mejores escritores, Dick destaca en sus obras con una prosa ágil, llena de diálogos, y unos personajes tan humanos que cuesta no encariñarse de ellos. Esto último suele ser una de las grandes deudas del género. Los protagonistas de sus novelas y los relatos de este volumen, siempre varones, son seres incompletos, que necesitan o buscan algo que de sentido a su vida: puede ser una misión divina, encontrar su propia identidad o, simplemente, encontrar el amor.
Esta antología reune unos relatos algo primerizos, los de un autor que está buscando su propia voz. La temática de algunos resulta muy ingenua, del estilo de la ciencia ficción de los años 50, y en otros nos sorprende con una temática de ese subgénero que el mismo invento, dickaniana.
Como lectura resulta interesante, algunos relatos no cumplen, pero otros son sobresalientes (La segunda variedad), y ahí está la gracia de las obras completas de un autor, en leer sus grandes obras, y todas las demás que tuvo que escribir para aprender a hacerlo.
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