Estaba trabajando para una empresa medianamente grande que se movía por toda la península. El 70% de los técnicos que estábamos allí trabajábamos vía ETT, algunos llevaban más de dos años, y me habían cogido para instalar sistemas Wimax. No tenía mucha idea de cómo funcionaban, pero parece que les convenció mi perfil, o igual cogían a cualquiera ¿quién sabe? Después de desplazarme cuatro días a aprender decidieron que ya estaba listo para trabajar.
En mi ciudad no tenían a nadie más trabajando en aquello, había algunos instaladores de ADSL con los que compartía almacén, pero nadie más, cualquier tema debía gestionarlo por teléfono o mail. Por las mañanas iba al almacén, descargaba el correo con las órdenes, cogía el material y me iba a intentar hacer la instalación. Digo intentar porque a nivel estructural salían muchísimos problemas y muchas ordenes eran simples comprobaciones de que la antena enlazaba con la estación base, aparte de otros problemas que surgían.
El quinto día tenía que instalar un wimax en un concesionario de coches que estaba aMe presenté en el concesionario y tras dar explicaciones de por qué llegaba tarde, el encargado de mantenimiento me dijo cómo querían la instalación: tenía que tirar unos
Quedaba por ver dónde querían colocar la antena. El de mantenimiento me llevó a la parte trasera y me señaló el lugar. Estaba a unos quince metros de altura y no existía ninguna trampilla para subir. Pero tenían una pequeña elevadora que habían alquilado por 500€. Yo ahí no me subía, pensé. No tenía ni idea de utilizarla, ni tenía EPIs y tengo cierto respeto por las alturas. Llamé a mi encargado y se lo comenté, él me dijo que debía subir, que era mi obligación y que el cliente había hecho un esfuerzo y que yo debía hacer lo mismo. Le dije que no y él dijo que me daba 100€ si hacía la instalación. “Vamos, que me puedes 100€ más por cada instalación”. Le dije. Pero me negué de nuevo a subir y me amenazó con irme a la calle. “Que no, que no. Que no subo a
Estuve tres días esperando que me despidiesen, pero no tuve noticias. Seguí trabajando un mes más, sin que nadie me llamase para nada, hasta que me cansé de hacer el tonto para ganar una miseria y me fui. Con mi encargado no volví a hablar, siempre que quería algo me llamaba s secretaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario