martes, 4 de noviembre de 2008

4- Decir menos de lo necesario.

Si se intenta impresionar a la gente con palabras, cuanto más se dice más ordinario se parece y menos se controla la situación. Incluso si se está diciendo algo banal, parecera original si se expresa de forma vaga, abierta y con aspecto de esfinge. La gente poderosa impresiona e intimida diciendo poco. Cuanto más se dice, más posibilidades hay de decir una tontería.

Esté capítulo va en total relación con el anterior, podrían ser el mismo. La teoría es más vieja que la humanidad, todos sabemos cómo dar cierto misterio a nuestras historias dejándolas a medias; que debemos dejar siempre alguna duda en el oyente para que cause mayor efecto. Es un truco que suelo utilizar con los amigos cuando estamos hablo de alguna cita. En el trabajo lo utilicé una vez para poner la zancadilla a un compañero de trabajo que tenía, sabía que había hecho algo mal, una cagada de las grandes, fui donde el jefe y le di la pista adecuada sin mancharme y haciendo que él me agradeciese más tarde el aviso. Vamos, que esta ley es viejísima.

Aunque debemos recordar que a veces el que calla es porque no tiene ni puñetera idea.

No hay comentarios: