lunes, 3 de noviembre de 2008

3- Ocultar las intenciones.

No debemos revelar nunca el objetivo detrás de nuestras acciones para mantener a la gente desconcertada y desinformada. Si no tienen ni idea de cuáles son nuestras intenciones, no pueden preparar una defensa. Hay que llevarles lo bastante lejos por el camino equivocado, envolverlos en humo, y para cuando se den cuenta de lo que nos proponemos será demasiado tarde.

El Robert Greene este escribe cada capítulo poniendo como ejemplo hechos históricos en los que su tesis salió bien, con lo cual es complicado llevarle la contraria. Aquí nos habla de la ocultación y técnica de desconcierto para utilizar en la seducción -en lo que estoy de acuerdo- y después cómo debemos actuar para lograr nuestros objetivos mediante cortinas de humo.

Supongo que en los capítulos posteriores se complementará éste, ya que resulta algo simple en su analisis. O quizás cojo. El autor habla de la necesidad de no ser sincero en nuestras intenciones, todos los demás son nuestros enemigos y hay que mentirles y aprovecharnos de su falta de información para asestarles el golpe.

Una parte de mi ya odia a este tía -además utilizar a Kissinger como ejemplo me saca de quicio-, otra parte sabe que tiene razón.

No hay comentarios: