Hunter S. Thompson es uno de esos autores a los que admiro, la capacidad para vivir una vida a la altura de sus metas y personajes es algo que merece mi respeto. Irónico, brutal, drogadicto, inteligente, violento, cerdo, consecuente... se le podría definir con decenas de adjetivos y siempre se me ocurrirían más.
El diario del ron es una de esas novelas que algún familiar se encuentra guardada en un cajón y decide publicarla cuando el escritor ha fallecido. Una historia algo primeriza en la que narra sus peripecias como corresponsal en Puerto Rico durante su juventud. Más un diario que una novela, pues está narrada de un modo absolutamente lineal lleno de parrafos al estilo de "cuando me levanté al día siguiente..." y con un estilo muy simplón y aburrido, alejado del de sus obras más conocidas.
Según la contraportada es una historia llena de alcohol y sexo... Alcohol hay, los personajes beben, pero en ningún momento aparecen ebrios; y sexo tampoco es que haya mucho, por no decir que sólo hay tres polvos que no se narran.
Es una novela que no puede convencer a nadie, como seguidor de Hunter S. Thompson se queda escasa y como lector espontaneo no tiene nada interesante.
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