
Con 21 Blackjack uno ya sabe lo que va a ver: una película muy entretenida y tramposa, como casi todas las películas de casinos y juegos de azar. Y al ir sin demasiadas espectativas no defrauda. Son dos horas de metraje que pasan con asombrosa agilidad, más teniendo en cuenta que la película se divide en cuatro actos que deben autojustificarse y hacerse medianamente coherentes para los espectadores. Quizás la mayor pega que se le pueda sacar a la historia son los cambios de personalidad y decisiones que toman los personajes sin explicarnos a qué se deben.
No sorprende y no defrauda, los actores están correctos y el director de turno nos narra sin demasiados alardes la historia, repleta de clichés que ya nos son conocidos y que nos siguen gustando.
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