El mundo es peligroso y hay enemigos por todas partes - todos tenemos que protegernos-. Un fuerte parece lo más seguro. Pero el aislamiento nos expone al peligro más que nos protege de él; cortamos nuestro acceso a información importante, llamamos la atención y terminamos por ser un blanco perfecto. Es mejor estar en circulación, encontrar aliados, mezclarse con la gente. La muchedumbre sirve de protección contra los enemigos.
¿Nunca habéis tenido un problema y os habéis encerrado en casa a darle vueltas y vueltas? ¿Ha servido para algo? No, estamos sólos y empezamos a darle vueltas a todo, tantas que nos mareamos y nuestra cabeza es un infierno. Al final acabamos sin ganas de nada y con una visión distorsionada de la realidad. Esto sucede con pequeños problemas. Ahora multipliquémoslo con vivir continuamente en nuestra soledad. Terrible.
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