
Después de Viajes por el Scriptorium, que ya reseñé por aquí, me quedé con la sensación de que el autor había llegado al final. Y todavía tengo esa sensación. Esta novela, en la que se cuenta como August Brill está en la cama e imagina historias, no me ha convencido nada. La historia nos cuenta la vida de August y su familia, que vive tragedia tras tragedia, las historias que se va inventando y trozos de películas que ve. Es un texto sin estructura alguna y con la desesperante mania de poner fin a lo que te cuenta cuando le viene en gana al autor.
Puede que suene excesivo, pero el estilo de Auster está tan diluido que parece una versión algo infantil de su trayectoria como autor. Como aficionado y seguidor del autor, me ha parecido una novela muy decepcionante. Miedo me da lo siguiente que escriba.
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