En pleno auge festivalero, Bilbao estrena este año el Kobetasonik: dos jornadas dedicadas exclusivamente a la música heavy, con auténticos dinosaurios y pocos grupos modernos. Algo muy especializado en lo suyo.
Dejando a un lado el cartel, la organización es casi sobresaliente. A pesar de las largas colas para acceder, estas fueron bastante rápidas tanto para coger los buses como para poder entrar.En los conciertos hubo más asistencia de la que yo esperaba. Mucho fánatico venido de fuera y buen-rollismo en general.
En cuestiones organizativas sólo tengo dos peros: el precio de las bebidas (¡¡8 euros el katxi de birra!!) y el tema de las comidas. Sólo habia un sitio donde vendiesen comida, que tambien era cara, en el que se tardaba más de media hora en pedir y encima los bocadillos estaban fríos.
Por el lado positivo y sorprendente, todos los conciertos empezaron a la hora exacta. Algo que yo nunca había vivido. Nadie se retrasó ni un minutos.
Pude ver a Gamma Ray, me gusto bastante, era uno de los qué más me interesaba; Cavalera Conspiracy, ligera decepción; Apocalyptica, coñazo absoluto que aprovechamos para beber tirados en la hierba; Ministry lo oi de lejos mientras me pegaba para conseguir un puto bocadillo; Helloween, bastante bien, divertidos; Judas Priest, cabeza de cartel, un conciertazo a pesar de echarse en falta alguna canción; y de Slayer sólo me quedé a un par de canciones.
En general fue como me esperaba, sin demasiada novedad pero pasándolo muy bien.
A la salida había muchísima cola, así que bajé andando, no fueron más de veinte minutos, bastaba con dejarse caer.
Postdata: Murphy existe, cada vez que dejes un katxi en el suelo vendra alguien a caerse encima o intentar pisártelo. Hay que andar con ojo.
Postdata 2: Este peinado que me encontré en el festival.
sábado, 21 de junio de 2008
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