
Miles, un pseudointelectual, vuelve a su pueblo de la infancia veinte años después de irse, después de que su prima muriese cuando los dos se bañaban desnudos en un pantano. El pueblo es del tipo sureño, una comunidad de granjeros que todos los domingos van a la iglesia y odian lo desconocido (¡mira, como muchos en este país!). Coincidiendo con su vuelta empiezan a aparecer los cadáveres de jovencitas del pueblo violadas y brutalmente torturadas. Evidentemente, todos sospechan de él y empieza una espiral de psicósis y vandalismo hacia su persona.
La novela se hace algo larga pero es muy interesante en cuanto a la capacidad del autor para crear tensión y analizar a los personajes, aunque chirríen un poco algunos giros argumentales. Si no fuese por el final, hubiese sido una gran novela, la verdad, pero la idea de meter un último giro y encima sobrenatural, cuando no era necesario ni había avisado de ello, convierte la novela en un pequeño fiasco. Hasta ese momento todo iba perfectamente, pero es que el final es una mierda, no hay más calificativos.
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