lunes, 15 de octubre de 2007

Buscando un lugar para vivir (I).

Después de conseguir ahorrar un dinerillo he decidido independizarme, hace tiempo que tenía ganas, pero como no quiero que nadie me eche una mano con el tema monetario, estaba esperando a tener unos ahorrillos de los que por fin dispongo.

La idea es salir de aquí antes del verano que viene y entre las tres posibilidades para independizarme he decidido buscar algún piso o loft que esté en venta. Al ser un single, el alquiler de un piso me sale bastante más caro que una hipoteca, y el ir a un piso compartido es una opción que está ahí por si no encuentro nada antes del verano. De todas formas, hace tiempo que estoy apuntado para ver si toca un piso protección oficial, pero no puedo pasarme la vida esperando.

El precio de la vivienda está caro, muy caro, cierto. Pero hasta que no te planteas meterte en una hipoteca no te das cuenta del abismo que separa tu capacidad económica y el precio de venta. Así que me queda echarle imaginación y no exigir demasiado: apartamentos, casitas en los barrios alejados, loft o alguna oferta que encuentre por ahi.

Estas últimas semanas he recogido folletos en inmobiliarias y he pasado horas en páginas web de venta de pisos con un resultado bastante desalentador, los que me podían interesar estaban vendidos o tenían trampa. Pero el mejor de todos ha sido el de esta tarde. Encontré en una web un loft (sin cedula de habitabilidad, claro), en un barrio de Bilbao, las fotos parecían muy prometedoras y el precio 140.000 no era demasiado desorbitado dentro de las cifras que se manejan, además quería ver algún vivienda y sentir que ya estaba buscando de una manera activa. He ido a ver el local, está en un edificio industrial rehabilitado, con empresas y algunos loft conviviendo dentro. El loft no estaba demasiado mal, aunque sí me parecía un poco agobiante: las habitaciones eran pequeñitas y el techo estaba algo bajo. El vendedor había comprado una parcela en su momento y había transformado el lugar en un apartamento. Nada más entrar ya he decidido que no me interesaba, pero de todos modos he estado fisgoneando un rato y hablando con el tipo. Era un hombre parlanchín y deseoso de hacer negocio, muy muy deseoso, casi desesperado, me ha parecido a mí. Pero lo bonito ha sido cuando hemos hablado del precio, ¡el iluso me ha dicho que quería la mitad del dinero vía legal y la otra mitad en negro! 70.000 euros en negro, manda pelotas. Y encima decía que no aceptaba menos en negro, para él era lo más normal del mundo. Sorprendido me he quedado.

En fin, así ha sido la primera experiencia, a ver qué pasa mañana.

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