De vez en cuando gusta ver una serie sin demasiadas pretensiones, algo que te haga reir y pasar el tiempo sin necesidad de prestar demasiada atención. Después de ver hace tiempo un par de capítulos de Psych en Cuatro, cuando ya me había olvidado de la serie, un amigo me la prestó la semana para que me entretuviese mientras se me curaba la pierna. Y al ser la serie que menos me exige de las que estoy siguiendo, la he terminado casi sin darme cuenta.
Psych se mueve perfectamente entre sus limitaciones, la comedia y el misterio light que propone se ven con facilidad y hacen olvidar las múltiples carencias de la serie. La serie trata sobre un joven inquieto y con una asombrosa capacidad de observación y retención de lo que ven sus ojos que se hace pasar por medium para divertirse y cobrar las recompensas de la policía en cada caso que resuelve. Shawn Spencer, el protagonista, y su inseparable y antagónico amigo, tienen química, uno es desvergonzado y divertido, el otro serio y vergonzoso, siempre víctima de las bromas del otro.
La serie es divertida y fresca, pero tiene multitud de puntos negativos en su contra, al ser una serie de puro entretenimiento tira a lo fácil con los personajes: la típica rubia guapa y amable, el policía con cara de estreñido que los odia, la jefa que consiente pero es severa, el padre riguroso... Los esquemas de los capítulo se repiten y a mitad de la temporada es sencillo adivinar quien es el culpable. Tampoco faltan las bromas fáciles y algunas situaciones muy forzadas que muestran las limitaciones de la serie. Pero a pesar de todas las carencias, a veces gusta ver una serie así.
lunes, 19 de noviembre de 2007
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