martes, 24 de julio de 2007

Autónomo para contrata de Telefónica.

Hace unos días empezó por aquí la huelga de instaladores autónomos de Telefónica. Hace tiempo que dejé ese trabajo pero conozco personalmente a unos cuantos de los instaladores que se manifestaron. Por desgracia no pude pasarme a hacer bulto, en este momento estoy trabajando, pero de haber tenido un rato me hubiese acercado a solidarizarme con ellos.

Trabajé para una subcontrata de Telefónica más o menos importante durante medio año hace cinco años y estuve un mes y medio en otra hace dos, también he tenido unas cuantas entrevistas para distintas empresas.

Cuando trabajé la primera vez con ellos, como autónomo, claro, lo que más me costó fue amoldarme al ritmo de trabajo. Después de ir a recoger las órdenes a la empresa tenía que hacerme un recorrido por distintas centrales para ir solucionando averías y activar/desactivar líneas en domicilios. Tardaba bastante más que los demás técnicos por varios motivos: para empezar intentaba aparcar bien el vehículo (casi todos los instaladores tienen una extensa colección de multas de aparcamiento) y siempre e intentado tomarme la vida con filosofía y no estresarme demasiado, normente cuando veáis algún instalador autónomo, siempre será corriendo o fumando, o las dos cosas. Pero trabajando bien y sin meter más horas que los demás, raramente pasaba menos de diez horas de jornada.

Antes de empezar a trabajar, el primer problema que me encontré fue la enorme inversión que debía hacer. Telefónica paga a 90 días, bueno, Telefónica y casi todas las grandes empresas de telecomunicaciones, así que el sueldo no llegaba hasta entonces a no ser que se adelantase el pagaré y te comieses los intereses. Así que tuve que sacar de la nada más absoluta el dinero para comprarme la herramienta, los menús (que es raro trabajar cerca de casa), la gasolina y los gastos que genera el ser autónomo. Pero sobreviví y pronto llegó mi primer sueldo, algo decepcionante, pero bienvenido en todo caso. Ya al segundo mes me di cuenta de que la empresa me mangoneaba puntos, pero no se podía discutir con ellos, a no ser que me quisiera ir a la calle.

Dejando a un lado el stress, la inversión y el ritmo. Libraba un día o ninguno a la semana. Teniamos la obligación de trabajar bastantes domingos y casi todos los sábados.

Al tercer mes estaba desquiciado de madrugar, comer porquería, trabajar en órdener reiteradas (por culpa de la nefasta red de Telefónica) que no cobraba y de aguantar/hablar/negociar con clientes enfadados.

Estuve seis meses en los que gané algo de dinerillo. ¿Mucho? No. ¿Me arrepiento? Pues no creo, aprendí bastante y hubo momentos en los que lo pasé muy bien. ¿Por qué dejé de trabajar? Ah, sí, claro. Lo más interesante. La contrata decidió traspasar bastante de nuestro trabajo a otra subcontrata. Empezaron a escasear nuestro quehaceres y pronto dejo de merecer la pena continuar. Yo ahí me planté, otros se fueron a otras contratas y subcontratas, porque en el sector todo el mundo a cambiado de empresa unas cuantas veces.

Pronto vino la reducción del precio del punto, el no pagar las instalaciones si salía alguna avería dentro de X periodo, la creación de más subcontratas e incluso subsubcontratas que trabajaban más barato y pagaban menos al autónomo y otras cuantas historias más.

Me suelo encontrar con conocidos que siguen en la brecha, pero cada vez menos, que trabajan más. Por lo que me dicen las empresas se han llenado de chavales que duran unos meses y se van. Parece ser que trabajar en las telecomunicaciones es uno de los trabajos basura del presente. Mientras tanto las grandes empresas siguen bajando los precios y quejándose de que no encuentran instaladores fieles y eficientes.

Ojalá tengan suerte con las movilizaciones y consigan mejorar su calidad de vida, les envío todo mi apoyo.

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